El Impacto Creciente de la Gamificación en la Educación

El uso de la gamificación en la educación ha ganado mucha popularidad en los últimos años, aunque no es un concepto nuevo. Es probable que lo hayas experimentado de pequeño, ¡aunque quizás no lo recuerdes! ¿Alguna vez te dieron una estrella dorada en el colegio por buen comportamiento o buenas notas? ¿Tu profesor te cronometró mientras recogíais y ordenabais? Si es así, ya estabas experimentando gamificación.

Hoy en día, los profesores tienen muchas más opciones, tanto físicas como digitales, para gamificar el aula. Desde páginas web como “Kahoot!”, que les permiten diseñar cuestionarios interactivos para los estudiantes, hasta juegos de mesa como Pandemic, que pueden facilitar el aprendizaje de temas complejos de manera rápida. Pero, ¿cómo pueden elegir el mejor enfoque? Varias investigaciones [1] muestran que una gamificación efectiva puede mejorar los resultados académicos y la motivación. Sin embargo, esto no está exento de desafíos. Si no se consideran cuidadosamente los elementos del juego, los profesores corren el riesgo de que los estudiantes pierdan interés, lo que afectaría a la calidad del material de aprendizaje y otros aspectos.

Diseño del Sistema

«The whole point here is that game elements are just a means to an end, instead of an end in itself» [2] – «El objetivo aquí es que los elementos del juego son solo un medio para un fin, no un fin en sí mismos»

Al elegir o diseñar un sistema, es crucial que los resultados de aprendizaje sean el eje central de cualquier decisión. La gamificación no debe añadirse solo por el hecho de hacerlo, asumiendo que sea una solución universal con beneficios inmediatos. Este es un error común, y lo que ha llevado a la prevalencia de Puntos, Insignias y Clasificaciones (PBL) en muchos casos. Los profesores deben considerar no solo el material, sino también a sus estudiantes. ¿Es el contenido más teórico o práctico? ¿Está diseñado para el aprendizaje colaborativo? ¿Los estudiantes se involucrarán con ciertos elementos? ¿Están ya motivados y corren el riesgo de distraerse?

El equilibrio es clave. Demasiada «diversión» puede eclipsar el contenido educativo, mientras que no tener suficiente puede hacer que la gamificación pierda su efectividad. Un balance entre recompensas extrínsecas -como insignias- y recompensas intrínsecas -como el logro personal- asegura que los estudiantes se involucren profundamente con el contenido, más allá de participar solo por los puntos.

Gamificación social

Los elementos sociales pueden ser sumamente efectivos, pero también son un arma de doble filo. Mientras que algunas personas se sienten motivadas cuando compiten, como al estar mejor posicionadas en una tabla de clasificación, otras pueden perder toda motivación al estar en los últimos lugares. Esto puede resultar contraproducente, llevando a un estudiante a estar completamente desenganchado , sintiendo que no puede, o no quiere, seguir el ritmo.
Sin embargo, esto no quiere decir que la colaboración sea la solución inmediata. Un estudio [3] descubrió que los estudiantes de inglés en un entorno competitivo lograron mejores resultados que aquellos en un ambiente cooperativo o colaborativo. El estudio señala cómo, incluso en contextos cooperativos o colaborativos, los estudiantes seguían buscando reconocimiento por sus logros individuales. Los equipos sufrían de un desequilibrio en la carga de trabajo, con los estudiantes más destacados sintiendo que tenían que hacer todo el trabajo mientras otros se «dejaban llevar», un desafío conocido como el «problema del polizón».
La solución, una vez más, radica en encontrar un equilibrio adecuado. Si bien los estudiantes deben ser incentivados a ayudarse mutuamente para entender el material, esto no debe ocurrir a costa de reconocer los logros individuales. Los equipos pueden contar con una tabla de clasificación individual o un sistema de revisión entre pares para fomentar la participación activa de todos los miembros.

Personalización

Es importante recordar que, al igual que los estudiantes tienen diferentes estilos de aprendizaje, también interactúan con los sistemas de juegos de maneras muy distintas. Mientras que una persona puede enfocarse en la superación personal, otras buscan interacción social. Un sistema de juego debe facilitar diferentes tipos de jugadores, para que puedan usarlo a su manera y aun así obtener algo de él.

Aquí es donde la personalización entra en juego. Ir más allá de una solución «de talla única» puede llevar a un mejor rendimiento entre los estudiantes. Esto podría implicar feedback personalizado, desafíos o temas adaptados individualmente, o incluso la personalización de un avatar. El objetivo es crear un sistema donde los estudiantes sientan que pueden aprender y participar de la manera que mejor se adapte a ellos.

Retención

Es esencial que el sistema de juego no solo capte el interés de los estudiantes, sino que también lo mantenga. Las recompensas extrínsecas suelen ayudar al principio, pero pueden perder valor y no ser suficientes para mantener la atención. Las recompensas intrínsecas son más efectivas para el engagement a largo plazo, fomentando un interés genuino en el aprendizaje.

Incorporar motivadores intrínsecos puede ser un desafío, ya que diferentes personas se sienten impulsadas por diferentes metas. Mientras que algunos estudiantes pueden estar motivados por un sentido de progreso y superación personal, otros pueden estar más interesados solo en las calificaciones. Encontrar formas de atender a estos diferentes tipos de estudiantes asegurará el éxito a largo plazo de tu sistema de juego.

Feedback

El feedback es fundamental cuando se utiliza la gamificación en cualquier entorno. Los usuarios de un sistema de juego deben ser capaces de identificar rápidamente si han hecho algo bien o mal. Con frecuencia, este feedback se presenta a través de indicadores simples, como recibir o no una recompensa. Sin embargo, saber solo esto no es suficiente. Es necesario proporcionar más detalles para que los jugadores puedan adaptarse y ajustar la manera en que interactúan con el sistema.

Al ofrecer una sensación de progresión y, en definitiva, de logro al completar ciertos objetivos, los estudiantes pueden saber si están en el camino correcto o no. Esto es algo que las barras de progreso y las medallas logran de manera efectiva. Además de estos, los elementos narrativos pueden ser una herramienta muy eficaz para proporcionar feedback. Ayudan a generar vínculos emocionales entre los jugadores, y al permitir que los estudiantes expresen el conocimiento adquirido dentro del contexto de una historia, se les otorga un mayor significado a los objetivos que han establecido.

Escrito por: Will Kent (20/05/2025)

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